En documentos de la Edad Media escritos en latín, se empleó para indicar abreviaturas.
Cuando había una ‹n› o una ‹m› precedida por vocal, a menudo se omitía,
sustituyéndose por una virgulilla (una ‹n› pequeña) encima de dicha
vocal para indicar la omisión. Este es el origen del uso de la
virgulilla para indicar nasalización (compárese con el uso de la diéresis para indicar una ‹e› omitida).
Esta práctica prosiguió asimismo tras el desarrollo de la imprenta
como una forma de reducir la longitud del texto; así se empleó, por
ejemplo, en francés hasta el siglo XVII.[cita requerida]
Incluso en la actualidad sigue empleándose en portugués —para indicar
nasalización de algunas vocales— y en español —para indicar la palatalización de la ene. Véase ñ—.
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