jueves, 17 de mayo de 2012

A Abril alabo, si no vuelve el rabo.
A balazos de plata y bombas de oro, rindio la plaza el moro.
A bicho que no conozcas, no le pises la cola.
A bien obrar, bien pagar.
A boda ni bautizado, no vayas sin ser llamando.
A borracho o mujeriego, no des a guardar dinero.
A buen amigo, buen abrigo.
A buen bosque vas por leña! también funciona con: A buen puerto vas por agua.
A buen entendedor, pocas palabras.
A buen hambre, no hay pan malo. también funciona con: A buen sueño, no hay mala cama.
A buen juez, mejor pastor.
A buenas horas, mangas verdes.
A burro viejo, poco verde.
A caballo comedor, cabestro corto.
A caballo regalado, no se le miran los dientes.
A cada cerdo, le llega su sabado.
A cada pajarillo, le gusta su nidillo.
A cada santo le llega su dia.
A cada uno lo toca escoger, la cuchara con la que ha de comer.
A canas honradas no ha de haber puertas cerradas.
A caracoles picantes, vino abundante.
A casa de tu tia, mas no cada dia.
A casa lleve un amigo; El se quedo de amo y yo despedido.
A cualquier dolor, paciencia es lo mejor.
A cualquiera se le muere un tio.
A cucharon grande pa' quitar el hambre.
A Dios rogando y con el mazo dando.
A donde ira el buey que no are? A donde te quieran mucho, no vayas a menudo.
A embestida de hombre fiero, pies para que los quiero!
A enemigo que huye, puente de plata.
A falta de caballos, que troten los asnos.
A falta de manos, buenos son los pies.
A falta de pan, buenas son las tortas.
A grandes males, grandes remedios.
A jugar y perder, ganar y callar.
A la cama no te iras sin saber una cosa mas.
A la cena y a la cama, solo una vez se llama.
A la gallina no les pesan sus plumas.
A la gallina y a la mujer, le sobran nidos donde poner.
A la hora mala, no ladran los canes.
A la iglesia no voy porque estoy cojo, y a la taberna, poquito a poco.
A la larga, todo se arregla.
A la larga, todo se sabe.
En documentos de la Edad Media escritos en latín, se empleó para indicar abreviaturas. Cuando había una ‹n› o una ‹m› precedida por vocal, a menudo se omitía, sustituyéndose por una virgulilla (una ‹n› pequeña) encima de dicha vocal para indicar la omisión. Este es el origen del uso de la virgulilla para indicar nasalización (compárese con el uso de la diéresis para indicar una ‹e› omitida).
Esta práctica prosiguió asimismo tras el desarrollo de la imprenta como una forma de reducir la longitud del texto; así se empleó, por ejemplo, en francés hasta el siglo XVII.[cita requerida] Incluso en la actualidad sigue empleándose en portugués —para indicar nasalización de algunas vocales— y en español —para indicar la palatalización de la ene. Véase ñ—.

jueves, 10 de mayo de 2012

Barriga llena, corazón contento

Perro que ladra, no muerde

Al que madruga Dios lo ayuda

El hombre precavido vale por dos 
  
Lo que tu no quieres para ti no lo desees para el otro